He regresado, muchachos. Como saben (o no) hace poco más de dos meses fui enviado al Polo Norte. ¿Por qué razón? Se me encargó realizar una expedición para localizar una misteriosa especie no conocida de pingüino visto a penas un par de veces por los habitantes de la zona. Reuní un equipo en el que había un grupo de hombres rudos, varios biólogos expertos, un físico, un matemático y un matemático de otro tipo. Después de semanas de ardua búsqueda y tras perder a más de 200 hombres (lo cual fue una tragedia porque no éramos ni 100) llegamos a esta conclusión: Nos habíamos equivocado de polo. Los pingüinos viven en el Polo Sur. Abordamos un avión y luego de pasar varios días perdidos en Malasia, llegamos a nuestro destino. Con ayuda de los lugareños, encontré al misterioso animal. Era la oportunidad para poner mi nombre a una especie, como su descubridor tenía el derecho absoluto de hacerlo a perpetuidad en todo el universo. Lo llamé " Sphenis...