Hace rato mientras buscaba mis llaves que, como saben (o no) siempre se me pierden, me di cuenta de que en la casa tenemos decenas de directorios de la Sección Amarilla.
¿En qué momento acaparamos tantos? ¿En realidad alguien los usa sabiendo que hay Internet? ¿Son intercambiables por sexo con chicas sensuales?
Tomé uno y le di una ojeada. No había nada en él que no pudiera encontrar en el viejo y confiable Google.
¿Qué debería hacer con ellos? A continuación, una lista de las cosas que se me ocurre hacer con la Sección Amarilla:
-Arrojarlos todos en un depósito, incendiarlos y una vez que ardan lo suficiente, aventar a algún grupo social que deteste.
-Construir un enorme robot llamado Amarillón para que protagonice Transformes 5.
-Apilarlos y escalarlos para bajarte la luna y las estrellas. Tú sabes quién eres.
-Venderlos como método para aumentar la estatura, pensando en aquellos Hobbits de menos de 1.70.
-Arrancar todas sus hojas y transformarlas en árboles con un proceso orgánico y artesanal.
-Conservarlos por si alguna vez falla el Internet y necesito urgentemente un lugar donde reparen refrigeradores.
-Mojarlos para ver si se multiplican.
-Tomarme una foto leyendo uno y subirla a instagram diciendo que leo un buen libro.
-Arrancar sus hojas y hacer un imperio de figuras de origami.
-Buscar en ellos algún lugar donde me enseñen a hacer figuras de origami.
-Guardarlos otros 50 años y luego venderlos como artículos ultra vintage.
-Inventar que en ellos está plasmado un nuevo testamento de El Eterno y fundar una nueva religión en base en sus escrituras.
-Rellenar los agujeros de las letras O de todas y cada una de sus páginas.
-Usarlos de incómoda almohada.
-Ponerles pantalones, camisa y corbata y decir que son muñecos de Bob Esponja hechos por niños ciegos.
-Absolutamente nada.
Si se les ocurre otro uso escríbanme a mi correo. Todas sus sugerencias serán leías al instante por nuestro sensual equipo.
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