Ir al contenido principal

Las cosas nunca cambian

Como a las tres (3) de la tarde salí de mi casa para dirigirme a una de mis muchas labores que son vitales para la vida humana. Un auto se estacionaba a unos metros, frente a la casa de la vecina. 
Del auto salió un tipo y se dirigió a mí. Tan bien que iba mi día y a un extraño se le ocurre hablarme, maldita sea. 
El tipo era español. Me preguntó si a la vecina no le molestaba que dejara su auto ahí (porque obviamente yo soy el secretario de la vecina). Dijo que no tardaría mucho.
Supongo que no, además creo que no está, le respondí al tipo. Me agradeció y dijo "vuelvo en unos minutos". No le di importancia y me fui.
Cinco (5) horas después, cuando regresé, el auto seguía ahí, como el dinosaurio. Y hace quince minutos me asomé por la ventana y seguía ahí.
Eso, queridos lectores de todo el mundo y los nuevos siete planetas descubiertos por la NASA, me hizo recordar que nunca puedes confiar en los españoles.
Caí en la misma sucia jugarreta en la que los aztecas cayeron hace tanto tiempo, cuando Hernán Cortés les preguntó si no había pedo en dejar sus caballos en el templo mayor un rato, que no tardaban. 
Ahora, si me disculpan, debo prepararme para evitar que el tipo éste trate de conquistarme. 
*Este post podría incluir inexactitudes históricas. El tipo de conquista podría o no ser romántica*

Comentarios

Entradas populares de este blog

El penúltimo post

Entrar aquí es regresar a un lugar donde alguna vez viví, un sitio que conozco perfectamente. Abro la puerta y examino el pasado, buscando algo, cualquier cosa que le dé sentido a este regreso. Pero no encuentro más que vacío. Mentiras desparramadas como escombros, máscaras rotas que crujen bajo mis pasos, bromas que jamás tuvieron gracia. Todo está destruido. Me detengo a respirar, pero me ahogo con el aire contaminado de recuerdos. Encuentro un espejo, uno que no recordaba, y me miro, esperando encontrar al que alguna vez fui, al que habitó este lugar. Pero la oscuridad lo devora todo. No hay rostro, no hay nada. Cierro la puerta con fuerza y decido quemarlo todo. Este lugar, este momento y esta historia ya no existen.  ¿Ha pasado tanto tiempo? Sí. Y solo avanza. Nunca regresa. Hubo un día, uno que no puedo borrar, en el que tomé la decisión que me trajo exactamente aquí, a este lugar frío y vacío. Aquí no hay paredes ni horizonte, pero la falta de límites no libera; al contrario...

La metáfora del Paketaxo

Hace días tuve una interesante conversación con alguien a quien llamaremos P ingüino.   Hablábamos de La Mujer. Deben saber que el muchacho tenía tres o cuatro fans, pero por una serie de eventos, jamás les hizo caso. Lo cuestioné un poco más sobre ellas, a lo que respondió con la siguiente frase: " Voy a usar la metáfora del Paketaxo". Los Paketaxos son como las mujeres: Hay cuatro (4) tipos. Primero tenemos al Paketaxo amarillo. A ese nadie lo quiere, siempre es la última opción y prefieres no comer nada que meter la mano y encontrar un sabritón. No digo que no te lo chingarías, pero solo lo harías si estuvieras muriendo de hambre o estuvieras muy ebrio. Luego está el Paketaxo Verde. No es mucho mejor que el amarillo, pero te llama más la atención. Puedes acabártelo sin pedos y a veces, podrías buscar más. Sigue sin ser el ideal, pero como botana está bien.  Seguimos con el Paketaxo Azul. El mejor de todos. Cada cosa que tiene es deliciosa y perfecta y matarías...

El último post

Damas y caballeros, estimados lectores que me han acompañado durante más de una década: Como saben (o no) este es el último post de Porque Algo . Sí, el final. Si lograron sobrevivir a pandemias, terremotos y cualquier otra travesura del destino, los felicito; ustedes son un público tenaz, justo como esperaba. Ahora, sé lo que se están preguntando: “Maestro, ¿por qué cierra su sensual blog lleno de humor mordaz e infinitas referencias a Los Simpson?” La respuesta es simple: ya no soy El Maestro. El 2024 me arrebató todo: mi tranquilidad, mi felicidad, mi estabilidad física y emocional, mis sueños, mis deseos… y mi Nintendo. Y aunque ustedes piensen, “Pero usted siempre supera todo, ¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO?” , les diré que sí, de hecho, superé algo más grande: a mí mismo. El Maestro se vio reducido a un simple aprendiz que tendrá que tomar una nueva forma. Pero, nada que unos meses de costosa terapia en casa de la chingada no pudieran remediar. No entraré en detalles. Nunca lo he hecho, ¿...