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El post ciclista urbano


Como saben (o no) su apuesto servidor lleva más de dos años y medio utilizando la bicicleta como medio de transporte.  Wow, Maestro, qué consiente con el ambiente es usted, seguro está haciendo un gran cambio en nuestro planeta abandonando los malvados automóviles y usando la Movilidad Inteligente. Claro que sí…
Como hace años las redes sociales se convirtieron en un lugar para quejarse de cualquier estupidez, tuiter, sobre todo, se transformó en un espacio en donde los “ciclistas” denunciaban a los “cochistas” por dañar el ambiente, no respetar ninguna ley de tránsito y cazar sin piedad a la vaquita marina, para anunciar que la bicicleta es el medio de transporte del mañana y querer cambiar el nombre a Ciudad Bicicleta… pero, ¿están los ciclistas en lo correcto? ¿Son ellos un panqué de fresa horneado por el Dios del respeto a las vialidades y a quienes las usan? ¿La bici es el transporte del mañana aquí en el DF? Pues veamos.

Primero analicemos el término “ciclista”: Según el diccionario, un ciclista es quien practica el ciclismo como deporte profesional. Algunas definiciones aceptan que ciclista es también quien se sube a una bici por afición, pero no estoy de acuerdo, ¿acaso si te gusta cantar todos los viernes en el karaoke con los de la oficina te vuelves cantante? Nope. Con base en esto, si no competiste en el Tour de Francia o no le robaste una medalla a Alberto Contador en la modalidad contrarreloj de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, no eres un ciclista, eres alguien a quien le gusta usar la bici, mucho menos eres un “ciclista urbano”, ¿cuando vas al campo escuchas a los habitantes llamarse ciclistas rurales? ¿Eh, ridículo?
A la gente Roma-Condechi-Polanquirri que usa bici se le da eso de separar a todos en peatones, cochistas y ciclistas, pero no existe nada de eso, hay gente que usa la bici, gente que usa el coche y gente que camina, y por supuesto, pendejos que usan la bici, pendejos que usan el coche y pendejos que caminan.

El argumento ciclista por excelencia es que TODOS SIN EXCEPCIÓN debemos usar la bici porque es un medio de transporte inteligente, limpio y consciente, pero, ¿se puede? Hablemos del caso de Mauricio. Mauricio vive en Ecatepec. Trabaja en un despacho contable en Santa Fe y entra a las nueve de la mañana.  Pfff, obviamente Mauricio debe usar la bici, debe levantarse todos los días a las cinco de la mañana, meterse a la peligrosa autopista México-Pachuca (ah, porque fuera de su burbuja de clase media no hay ciclovías omg cómo es posible), sortear los baches, a los salvajes transportistas, las inclemencias del clima y la inseguridad del inmundo Estado de México para hacer cuatro horas de camino (porque la duración del trayecto en auto, SIN TRÁNSITO CARGADO que rara vez sucede, es de una hora y nueve minutos), llegar hecho un caldo de sudor, cambiarse para estar presentable y checar 9:16. Por ese minuto de retraso Mauricio fue despedido, su familia pasó hambre y finalmente murieron en la frontera al intentar emigrar a Estados Unidos. O no. Tal vez solo lo regañaron y ya. Los pendejos empeñados en imponer la bici no reconocen que solo funcionan para las personas que no tienen que recorrer distancias muy largas, la periferia de la ciudad necesita transporte de calidad y en la cantidad suficiente, seguridad que garantice un recorrido tranquilo e infraestructura ciclista correcta ANTES de criticarlos porque los jodidos inconscientes carrícolas no quieren usar bici.
Hablemos del caso de Susana. Susana no sabe andar en bici. Le da terror caerse. ¿Susana puede meterse a Mariano Escobedo en hora pico? No. No puede.
Hablemos del caso de Rogelio. Rogelio es una persona de la tercera edad sin la energía ni los reflejos necesarios para usar la bicicleta como transporte. ¿Rogelio puede usar la bici? No. No puede.
Hablemos del caso de Arón. Arón perdió las piernas en Irak. ¿Arón puede usar la bici? No. No puede.
Entonces no, la realidad es que no todos pueden usar la bici como medio de transporte. Los pendejazos que quieren imponerla son aquellos que van de la Condesa a la Roma con su Specialized sin tener en cuenta las mil y una problemáticas reales de la ciudad. Todos debemos movernos usando el método que más nos convenga.

A la gente Roma-Condechi-Polanquirri le encanta quejarse de los cochistas porque jamás respetan el reglamento, pero, ¿los “ciclistas” lo respetan? No todos.
En mi recorrido diario de la Roma a Polanco y de regreso debo enfrentarme a las siguientes amenazas:

-Ciclistas pendejos: Son aquellos que llevan su casquito, su indumentaria apretada, sus calcetotas, sus guantecitos y demás accesorios que, aparentemente, los vuelve incapaces de respetar el puto reglamento. ¿Esperar para cruzar en un alto?, jaja, no, apártense, peatones, me valen madre. ¿Respetar el sentido de la vialidad? Jaja, no apártense todos, que si me quiero meter en sentido contrario en Constituyentes no habrá nada que me detenga. ¿Usar ciclovías? Jaja, no, apártense todos en la banqueta,  que puedo circular por donde me dé la gana. Estos miserables son el cáncer de la gente en bici y los culpables de que la sociedad los critique tanto. Los detesto.

-Los ecodínez: El término ecodínez es una fusión entre ecobici y Godínez porque me maté diez horas pensando cómo llamarlos. Son los oficinistas que usan ecobici (o sistemas como Mobike o Vbike, todas son un asco) acomodan su mochila o portafolios en la canastilla, colocan sus audífonos en sus orejas, se suben a la banqueta y se dirigen a su oficina en sentido contrario. En esas pocas veces que se bajan a la calle, debes soportar su desenfrenada velocidad de medio kilómetro por hora (a veces no es su culpa, esas cochinas bicis no dan para más). Estos hombres y mujeres son un peligro para todos, pues absorbidos por el sonido envolvente de sus audífonos, ignoran cualquier cosa delante de ellos.

Los putos taxistas: Estos no son solo un peligro para la gente en bici, son un peligro para toda la humanidad. Se pasan los altos, te avientan el carro, no respetan ni a la virgencita que traen colgada en su retrovisor, una mierda. Si uber no se hubiera convertido en la porquería que es hoy, tal vez hubiéramos acabado con la plaga taxista. Tal vez.

Los peatones estúpidos: Imagina que vas muy contento en tu bici, respetando cada punto del reglamento y señalización en la calle. Indicas que vas a doblar a la izquierda, con la mano extendida en esa dirección, por supuesto, te incorporas a la ciclovía y te encuentras de frente con un idiota revisando los mejores memes de Facebook justo en medio del carril. Esto me pasa literalmente todos los días. Godínez con audífonos, gordas pendejas y hasta gente en muletas debes sortear cuando quieres usar un carril confinado para bicicletas, y cuidado en reclamarles, pues ellos tienen todo el derecho de comprometer tu seguridad.

No es que haya un solo grupo de personas haciéndole la vida imposible a la gente en bici, todos se hacen la vida imposible porque son estúpidos.  A mí me ha tocado gente en coche que sin pedos me da el paso, gente que camina sin distraerse y contemplando que hay más personas además de él en el universo y más gente en bici que, como yo, respeta todo lo que debe respetar. Lo único que no me ha tocado son buenos taxistas, esos hijos de la chingada tienen que extinguirse.

Y finalmente,  si usar la bici es tan bueno para el ambiente, ¿por qué la contaminación en la ciudad no ha bajado en años? De hecho ha empeorado. Ah, porque la bicicleta no es mágica y hay un chingo de cosas que arreglar antes de poner a todos en dos ruedas, querido ciclista urbano todo pendejo.
Extra: Usar la bici no es tan práctico como parece, en menos de seis meses, la llanta trasera de la mía se ha ponchado siete veces, de hecho justo ahora no estoy usándola. No puede haber un transporte del mañana sin que primero existan vialidades adecuadas para el transporte del mañana. 

Si quieren usar la bici, háganlo con responsabilidad y cuidado. Y por amor de Dios, háganlo rápido para que no me anden trabando del coraje. Gracias, de nada.

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