¿Sabían que soy tatuador? Yo tampoco. Eso me lleva a preguntarme por que demonios, al menos una vez al mes, algún meco o meca me manda un whats pidiendo que le cotice uno de mis bellísimos diseños. Aquí las pruebas:
Había muchas conversaciones más pero fueron borradas porque pues así es la vida, aún así creo que brindo mejor atención que muchos CMs.
Extrañado por la situación decidí aplicar las tácticas de espionaje aprendidas en la KGB y al fin resolví el misterio:
Ese lugar tiene un teléfono estúpidamente parecido al mío, solo hay un número diferente. Eso lo explica todo, siempre habrá algún idiota que confunda un número. O dos idiotas. O como 30 idiotas en menos de seis meses. ¿Cómo se visten solitos en las mañanas?
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