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La cogida que le di a Lorca y la muerte que me merezco por eso.

A las cinco de la tarde.
Eran las cinco en punto de la tarde.

Un niño se cayó en Ay Caramba
a las cinco de la tarde.

Una espuerta con una serpiente dentro
a las cinco de la tarde.

Lo demás era sólo muerte porque veía The Walking Dead
a las cinco de la tarde.

El viento se llevó mis ganas de vivir
a las cinco de la tarde.

Y el óxido sembró el terror *turrups*
a las cinco de la tarde.

Ya luchan los guerreros Z
a las cinco de la tarde.

Y un muslo de pollo que siempre rechazo porque prefiero las alitas
a las cinco de la tarde.

Comenzaron los mariachis
a las cinco de la tarde.

Las campanas de arsénico y el humo que avisaba que había nuevo Papa
a las cinco de la tarde.

En las esquinas grupos de cinco discutían sobre fracciones como lo pedía el maestro de matemáticas
a las cinco de la tarde.

¡Y el toro salía en las latas de Red Bull!
a las cinco de la tarde.

Cuando el sudor de nieve de limón de la Michoacana fue llegando
a las cinco de la tarde.

Cuando la plaza Sésamo se cubrió de yodo
a las cinco de la tarde.

 La muerte puso huevos en la herida porque es burguesa
a las cinco de la tarde.

A las cinco de la tarde.
A las cinco en punto de la tarde.

Un ataúd con ruedas pidió Michael Schumacher
a las cinco de la tarde.

Huesos, Billy y Mandy tienen aventuras sombrías
a las cinco de la tarde.

El toro saltó a los asientos de la plaza México
a las cinco de la tarde.

El cuarto de la azotea había sido rentado
a las cinco de la tarde.

A lo lejos ya viene la gangrena y no voy al hospital
a las cinco de la tarde.

Trompas de elefantes parecen mangueras
a las cinco de la tarde.

Las heridas queman como se quemó la guardería ABC
a las cinco de la tarde.

Y el gentío rompía las ventanas como Sergio Ramos con las de alguna nave espacial
a las cinco de la tarde.

¡Ay, qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en punto de la tarde!

¡O tal vez eran las seis!

Mi reloj no funciona bien.

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