Ir al contenido principal

Azulado

Hoy fui a entregar unas cosas secretas a algún lugar secreto en la del Valle. Sí, los agentes secretos somos lo máximo. En fin, cuando terminé mi secreta tarea, caminé hacia Insurgentes a esperar que la población del DF muriera y el metrobús no estuviera obscenamente lleno.
Antes de cruzar, noté que una chica en ecobici me veía. Ella esperaba cruzar también. Le devolví la mirada de forma agresiva, o sea, iba en una ecobici y me estaba viendo, seguro me reconoció de los no parquímetros y me odiaba. Después de un par de segundos noté que la conocía. Era una ex novia de la prepa, ojos azules (a quien mencioné en el post ése de la fiesta). No supe qué hacer porque tenía años de no verla, así que no hice nada.
Me quedé ahí parado.
Ninguno cruzó la calle. Después de un minuto, ella se acercó a mí.
-Pero qué sorpresota, me dijo mientras sonreía.
-Hey, qué onda tú, le dije mientras nos abrazábamos.
Hubo una pequeña charla de no más de diez minutos. Me dijo que trabajaba en una oficina de por ahí haciendo no sé qué, que vivía en Polanco y demás cosas sin importancia. Al final nos dimos nuestros teléfonos y quedamos en llamarnos.
De camino a mi casa en el metrobús (que sí iba lleno porque la gente sólo lo usa cuando yo lo hago) me quedé pensando en ella y en cuando éramos novios.
En toda la prepa yo tenía máximo cinco amigos. Todos eran adolescentes pendejos  y pendejas (no tanto como los de ahora, Dios) futuros mirreyes, drogadictos y esas cosas feas y ridículas.
Como soy desgarradoramente atractivo, todas las chicas me amaban. Viajen al pasado si no me creen. Pero repito, eran estúpidas, así que no me interesaban. Solo ella, ojos azules. Era diferente: entendía mi humor negro, soportaba mi mal carácter y lo más importante para mí, seguía el juego a todas mis estupideces, como la vez se me ocurrió amarrar a un baboso a una silla con cinta adhesiva; como la silla tenía rueditas, decidí empujarlo por ahí mientras nos reíamos de él, pero no me di cuenta que lo aventé hacia unos escalones, se cayó y se lastimó la nariz. Ella, que no tuvo nada que ver, le dijo a la directora que había sido su idea y que tenía que dividir mi castigo entre los dos. Y así fue, nos suspendieron como cinco días a cada uno. 
Los años de prepa fueron aburridísimos, no pasaba nada en mi vida. Si no hubiera sido por ella que me animó a estudiar actuación, me hubiera convertido en, no sé, maestro de matemáticas o dementor de Azkaban.
Un pinche gordo interrumpió mis pensamientos al aplastarme contra la ventana. Me costó trabajo quitármelo de encima porque no llevaba a la mano mi grúa móvil.
Me recargué lejos de él y seguí pensando.
¿Por qué era una ex novia? ¿Por qué si era tan buena nuestra relación (ugh, odio esa palabra) no seguíamos juntos?
En cuarto de prepa ella mencionó que sus papás se irían por ocho meses a E.U.A. y le dejaron a su elección acompañarlos o no.
Allá tenía oportunidad de estudiar en una escuela muchísimo mejor y podía quedarse más tiempo de ser necesario. Siempre dijo que lo único por lo que se quedaría sería por mí. Cosa que no me pareció; le dije mil veces que debía aprovechar oportunidades como esa, que irse era una estupenda idea. 
Cambió totalmente, se volvió muy fría y distante (y yo soy frío y distante).
Como ya faltaba poco para que sus papás se fueran, decidí confrontar la situación porque ya era niño grande. Hubo una gran discusión y todo terminó con un “Yo te amo. ¿Y tú? ¿Me amas?” de su parte.
Yo no sabía si la amaba, así que le dije “No”. 
Y kabuuum, mar de lágrimas y yo como el Titanic, sin botes salvavidas.
No me habló en su última semana en México. Y se fue.
El resto de la prepa me la pasé solo... y un día noté que sí me hacía falta. 
Recordé todos los buenos momentos a su lado, o azulado, como me gustaba decir. Entré en una pequeña crisis... pero una mañana me levanté y todo estaba bien. Ya no la extrañaba, ni pensaba en ella. 
Ese es mi raro súper poder: ser frío y siempre estar bien. Acabé la prepa y conocí a otra persona con la que tuve el noviazgo más largo y uh… ¿formal? hasta ese momento y todo fue un mundo de caramelo hasta que dejó de serlo para transformarse en el peor error de mi vida.
Ojos azules anotó su teléfono en mi mano porque, ¿para qué queremos celulares inteligentes si tenemos bolígrafos?
No puedo dejar de verlo, pero sé que no le llamaré. Y que ella no llamará.  Y si lo hace, tal vez no contestaré.
Ustedes pueden aprender una lección de todo esto, algo que deben tener en mente todos y cada uno de sus días de ahora en adelante: El metrobús es una porquería.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El penúltimo post

Entrar aquí es regresar a un lugar donde alguna vez viví, un sitio que conozco perfectamente. Abro la puerta y examino el pasado, buscando algo, cualquier cosa que le dé sentido a este regreso. Pero no encuentro más que vacío. Mentiras desparramadas como escombros, máscaras rotas que crujen bajo mis pasos, bromas que jamás tuvieron gracia. Todo está destruido. Me detengo a respirar, pero me ahogo con el aire contaminado de recuerdos. Encuentro un espejo, uno que no recordaba, y me miro, esperando encontrar al que alguna vez fui, al que habitó este lugar. Pero la oscuridad lo devora todo. No hay rostro, no hay nada. Cierro la puerta con fuerza y decido quemarlo todo. Este lugar, este momento y esta historia ya no existen.  ¿Ha pasado tanto tiempo? Sí. Y solo avanza. Nunca regresa. Hubo un día, uno que no puedo borrar, en el que tomé la decisión que me trajo exactamente aquí, a este lugar frío y vacío. Aquí no hay paredes ni horizonte, pero la falta de límites no libera; al contrario...

La metáfora del Paketaxo

Hace días tuve una interesante conversación con alguien a quien llamaremos P ingüino.   Hablábamos de La Mujer. Deben saber que el muchacho tenía tres o cuatro fans, pero por una serie de eventos, jamás les hizo caso. Lo cuestioné un poco más sobre ellas, a lo que respondió con la siguiente frase: " Voy a usar la metáfora del Paketaxo". Los Paketaxos son como las mujeres: Hay cuatro (4) tipos. Primero tenemos al Paketaxo amarillo. A ese nadie lo quiere, siempre es la última opción y prefieres no comer nada que meter la mano y encontrar un sabritón. No digo que no te lo chingarías, pero solo lo harías si estuvieras muriendo de hambre o estuvieras muy ebrio. Luego está el Paketaxo Verde. No es mucho mejor que el amarillo, pero te llama más la atención. Puedes acabártelo sin pedos y a veces, podrías buscar más. Sigue sin ser el ideal, pero como botana está bien.  Seguimos con el Paketaxo Azul. El mejor de todos. Cada cosa que tiene es deliciosa y perfecta y matarías...

El último post

Damas y caballeros, estimados lectores que me han acompañado durante más de una década: Como saben (o no) este es el último post de Porque Algo . Sí, el final. Si lograron sobrevivir a pandemias, terremotos y cualquier otra travesura del destino, los felicito; ustedes son un público tenaz, justo como esperaba. Ahora, sé lo que se están preguntando: “Maestro, ¿por qué cierra su sensual blog lleno de humor mordaz e infinitas referencias a Los Simpson?” La respuesta es simple: ya no soy El Maestro. El 2024 me arrebató todo: mi tranquilidad, mi felicidad, mi estabilidad física y emocional, mis sueños, mis deseos… y mi Nintendo. Y aunque ustedes piensen, “Pero usted siempre supera todo, ¿QUÉ ESTÁ SUCEDIENDO?” , les diré que sí, de hecho, superé algo más grande: a mí mismo. El Maestro se vio reducido a un simple aprendiz que tendrá que tomar una nueva forma. Pero, nada que unos meses de costosa terapia en casa de la chingada no pudieran remediar. No entraré en detalles. Nunca lo he hecho, ¿...