Ciudad de
México, Colonia Hipódromo Condesa, Parque México. 3:32 pm.
Pasé por el
parque tranquilamente al volver de mi trabajo. Iba pensando en lo indispensable
que soy para la sociedad en todos los sentidos cuando de repente, me topé con
una criatura tan horrenda que ni las más antiguas historias mitológicas habrían
podido inventar: Una quinceañera.
Pero no era
una de esas quinceañeras sensuales con vestidos apretados and shit, no, era una
asquerosa gorda en un vestido azul
eléctrico y con el cabello teñido de color dorado. ¿No me creen? Miren:
Perdón si
han quedado ciegos.
Yo no sé por
qué éstas… cosas, se atreven a salir a la calle tranquilamente, alterando la
vida de apuestos ciudadanos como su servidor. Me parece una gran ofensa.
Lamentablemente,
no es el único caso. Todo el tiempo me encuentro con estas quinceañeras a
quienes sus padres les prometen
la más naca, gata y horrenda fiesta de quince años del universo.
Claro que
hay categorías, por ejemplo: están las que llegan en un Sentra 2006 acompañadas
de su familia y 2 fotógrafos que hacen maravillas para que “La Wendy” salga lo
más decente posible.
Las que
llegan en una limusina acompañadas de sus chambelanes que parecen salidos de la calle más peligrosa de la colonia Desarrollo Urbano Quetzalcóatl. Éstas incluso graban videos ridículos de ellas
corriendo de forma pendeja. No tengo idea para qué, imagino que les gusta ser
el hazme reír de toda la gente que las ve.
Y están las
pendejas que van en una limusina Hummer rosa acompañadas de todos los
adolescentes pendejos de su secundaria que se sienten cool por andar en una limusina Hummer rosa. Lo siento, chicas, pero eso no es cool. Es ñerísimo y
gatísimo y todo lo que termine en ísimo.
En fin, si
tú eres de esas chicas de 14 años, piensa bien cómo vas a celebrar tus 15
primaveras. Recuerda que El Maestro te detestará, criticará y juzgará cruelmente si haces una de las cosas que acabo
de mencionar.
En otras
noticias, abriré un Tumblr llamado quinceaÑERAS para subir las fotos más
ridículas de las mismas. Si tienen una, háganmela llegar.
Y recuerden:
la gente fea no tiene derecho a ser feliz.
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