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Mostrando entradas de mayo, 2013

Destruyendo el mundo

Como saben (o no) de 225 amigos que tengo en Facebook, solo tengo activada la actividad de unos 35 porque bueno, la gente es estúpida. En fin, andaba baboseando cuando vi una publicación digna de ser bloqueada para siempre. Lo raro es que era de un muy buen amigo no idiota a quien llamaremos Voz Grave. La publicación era ésta:  Un pena que el bellísimo rinoceronte negro se haya ido, pero fue su decisión y debemos respetarla.   Dejé pasar la publicación porque como les dije, Voz Grave es un buen amigo.  Pero como la gente siempre se aprovecha de mi piedad, Voz Grave lo volvió a hacer: Esta vez decidí comentar el post. Les mostraría la pelea que se armó, pero Voz Grave la borró.  Tal vez se pregunten ¿qué es lo que le molesta de estas publicaciones, El Maestro? ¿Acaso no está bien que denunciemos las prácticas perversas de los cazadores que acaban con nuestras especies? Pues en parte sí. Todos sabemos que cada vez que pu...

De fútbol

Tuve la oportunidad de ir al clásico capitalino "Pumas vs América".  Normalmente jamás voy a esos juegos porque hay mucha gente pobre y prieta. Pero esta vez, la directiva (sabiendo lo cool que soy) me invitó y pues, no pude decirles que no. Como saben (o no) aunque soy fan del fútbol, me da hueva andar discutiendo o andar peleando por eso. Si le vas al América y me dices que Pumas apesta, no logras hacerme enojar. Sólo logras que piense un rotundo "meh".  Eso fue un dato curioso. Nunca había ido a un partido de liguilla y menos a un clásico, así que estaba moderadamente emocionado.   Y por eso, muchachos y muchachas, traigo para ustedes un post que trata sobre ir a un partido de fútbol.  Todo empieza cuando te acercas al estadio y ves llegar a varias de las porras en sus transportes de lujo.  Te dan la bienvenida decenas de puestos donde venden artículos de los Pumas, comida y tal vez, mota.  Si d...

Cositas de crueldad

El otro día, mi buen amigo Chef me pasó una imagen brutalmente ofensiva y cruel.   Obviamente me reí mil. Es esta:  Como los buenos cristianos pro-vida que somos, decidimos hacer más imágenes como esta. Y se las muestro aquí, mis amigos: Si se les ocurre otra, me dicen y se las robo.

Masquerade

Estaba leyendo el último post de Parejuela  y me pareció sumamente interesante. Él menciona una serie de “recursos” que tienen algunas personas para “encajar” en un lugar. Eso me recordó a mis años de estudiante de actuación.  Teníamos una clase que se llamaba sensibilización. Supuestamente, fue creada para ayudar a los que más trabajo les costaba eso de actuar, obviamente era una pérdida de tiempo para mí porque soy abrumadoramente talentoso. El punto es había varios ejercicios, unos medianamente interesantes y otros muy molestos.   Recuerdo uno que consistía en encerrarte con 35 personas en el salón, con las ventanas cerradas, sin aire acondicionado y tomados de las manos por una hora. Todo lo que teníamos que hacer era evitar sentirnos incómodos sin importar lo molestos, apestosos y sudorosos que se pusieran nuestros compañeritos. Fue brutal. Pero hubo uno que se llamaba “Máscaras”.  La profesora nos dio a cada uno un plato desechable y una c...

Quiúbole con las coincidencias

La sincronicidad es uno de los aspectos más enigmáticos y cautivadores del universo en el que vivimos. A todos nos ha escupido en la cara alguna coincidencia tan improbable que nos resulta ominosa, mágica, epifánica o perturbadora. Conexiones entre sucesos, personas e información que trascienden la realidad convencional: como si las cosas tuvieran hilos invisibles que, sólo por momentos  —en estados de conciencia elevados o por una misteriosa alineación— podemos vislumbrar. O sea, ¿qué pedo con las coincidencias? Sé que todo pasa por algo y la chingada, pero no puedo dejar de sorprenderme por ello. ¿Y por qué les hablo de esto? Porque hoy, precisamente, sucedieron cosas raras en mi día. Todo comenzó a eso de las tres de la tarde. Regresaba de alimentar a huérfanos sin hogar y con quemaduras graves. Abrí facebook y descubrí una notificación de un amigo al que llamaremos “Tío”. El Tío decía: -Muchachones, malas, malas noticias. Me mandaron a Veracruz dos semanas a t...