Estaba
leyendo el último post de Parejuela y me pareció sumamente
interesante.
Él menciona una serie de “recursos” que tienen algunas personas
para “encajar” en un lugar.
Eso me
recordó a mis años de estudiante de actuación.
Teníamos una clase que se llamaba sensibilización. Supuestamente, fue
creada para ayudar a los que más trabajo les costaba eso de actuar, obviamente era una pérdida de tiempo para mí porque soy abrumadoramente talentoso. El punto es había varios ejercicios, unos medianamente interesantes y otros muy molestos.
Recuerdo uno que consistía en encerrarte con 35 personas en el salón, con las
ventanas cerradas, sin aire acondicionado y tomados de las manos por una hora. Todo lo que
teníamos que hacer era evitar sentirnos incómodos sin importar lo molestos,
apestosos y sudorosos que se pusieran nuestros compañeritos. Fue brutal.
Pero hubo
uno que se llamaba “Máscaras”.
La
profesora nos dio a cada uno un plato desechable y una crayola. Creí que
elaboraríamos bellísimas máscaras de nuestros personajes de caricaturas
favoritos y quería una de Power Ranger. Pero no.
Se nos
explicó que como actores era nuestro deber usar siempre una máscara ante el
público, ya que cuando actúas no eres tú mismo. Pero también hay máscaras que
uno porta ante la sociedad. El ejercicio era simple: Usando la crayola,
debíamos dibujar qué máscara usábamos nosotros ante la sociedad.
Nos dieron
20 minutos y recogieron nuestros platos. La profesora tomaba uno y pedía que el
dueño pasara al frente a explicar su máscara. Conforme pasaban, la profesora
notó que nadie había entendido el ejercicio.
La mayoría
de platos tenían caritas felices y la explicación casi siempre era: yo finjo
estar feliz aunque por dentro esté muy triste. La profesora se detuvo a
explicar que el fingir estar feliz cuando no lo eres, no es una máscara, es una
actitud de defensa, de escudo. Sólo eso.
Siguieron
las explicaciones pendejas hasta que la profesora tomó un plato que no tenía
una carita feliz. Tenía dos signos de interrogación.
Se quedó
observándolo un momento y pidió que el dueño pasara al frente.
Un dude se
levantó y cuando la profesora lo vio, dijo yo sabía que tú sí
entenderías. La profesora le preguntó
por qué había puesto dos signos de interrogación, y el dude comenzó a explicar:
-Bueno… yo
no sabía que esto es una máscara. Pensé que solo era un truco, una habilidad.
Puse dos signos de interrogación porque considero que nadie sabe de qué me
enmascaro, ni qué enmascaro. A veces, cuando no conozco gente, la observo. Observo todo lo que
hace, cómo actúa, todo. Y una vez que la conozco, cosa que no me toma mucho
tiempo, ya sé cómo actuar ante esa persona. Ya sea para obtener un beneficio o
simplemente porque la persona me agrada. Mi máscara me permite reír de lo que
no encuentro gracioso, llorar de lo que no me interesa... pero haciendo creer que sí. Yo… yo soy muy callado, la gente cree que la ignoro, pero no es así.
Siempre pongo atención a lo que dicen, a todo, siempre. Y a veces, puedo usar
cosas en su contra, si es necesario. Y son cosas que ellos mismos dijeron cuando
pensaron que no estaba escuchando”.
Todos lo veían con cara de ¿qué pedo con
éste wey?, menos la profesora. Ella sólo sonreía. Le dijo que ya era
suficiente, que tomara asiento. Y dijo que no porque no bebía jajajajaja,
continúo.
La profesora
detuvo el ejercicio porque dijo, era necesario reflexionar lo que había
dicho el dude.
-La única
persona que entendió el ejercicio fue él. Debo decirles que desde que lo vi,
supe que tenía talento para la actuación y con esto solo lo he confirmado, más
todavía. Ese talento natural viene de nacimiento. Él usa la máscara más peligrosa
de todas: El manipulador. Las personas con estas habilidades tienen
características únicas. Una pregunta, ¿a alguien le cae mal su compañero?
Todos se miraron y respondieron que no, que era muy agradable.
-Exacto,
continuó. Él es muy agradable. Y ahora, quiero que quede claro que lo que
diré no aplica a su compañero, pero sí a muchas más personas que tienen el
perfil. Él mismo lo dijo: Cuando no conoce gente, la observa. Observa todo lo
que hace, cómo actúa, todo. Y una vez que la conoce, cosa que no le toma mucho
tiempo, ya sabe cómo actuar ante esa persona. Yo no digo que él lo haga ahora,
solo ellos saben cuando son sinceros. Y nosotros jamás sabremos. He notado que
su compañero tiene esas características, pero dudo que las use en ustedes o
negativamente. Y eso espero, eh, dijo mientras lo señalaba y reía.
-Les digo
esto porque la máscara de manipulación es muy importante si quieren ser
actores. Un actor que observa al público, tiene la habilidad de hacerle sentir
lo que él quiere porque sabe cómo y cuándo. El manipulador es el actor
perfecto, dentro y fuera del escenario. No se sabe si el manipulador tiene
sentimientos reales, él siempre usa su máscara. Así logra siempre lo que quiere
y claro, evita ser lastimado. Por eso él puso signos de interrogación,
realmente nadie lo conoce en verdad y toma forma de lo que los demás quieren.
El dude se veía
incómodo e interrumpió a la profesora:
-Como dije, yo no sabía que esto era una
máscara, creí que… no sé, era mi forma de ser. Nunca la he usado para mal...
La
profesora notó que no era el lugar para discutir esas cosas y dio por terminada
la clase.
Todos salieron sacados de pedo. Seguro pocos entendieron
lo que había explicado la profesora.
Noté que la
profe se había quedado en el salón con el dude. Usé mi superpoder de metiche
para escuchar qué decían. No escuché del todo, pero la profe le dijo:
-Yo no
voy a juzgarte por los actos que hayas cometido. Ni por los que podrías
cometer. Esta máscara es tuya y te será muy útil. Si sabes explotarla, te
llevará muy, muy lejos. Pero recuerda, debes tener principios y debes tener
valores.
No sé qué respondió el dude, me tocaba otra clase y me colgaban de
las pelotas si no llegaba, por eso no le puse mucha atención.
Después
investigué y descubrí que los manipuladores generalmente terminaban siendo
psicópatas. Unos psicópatas clásicos, genios del mal y asesinos. Otros,
considero yo los más peligrosos, psicópatas funcionales. Personas que viven de
forma común, entre nosotros. Y que nunca sabremos si nos usan y para qué.
Él siguió yendo a la escuela normalmente, se graduó y siguió con su vida. Y nadie supo qué pasó con él. Supe que muchos se lo preguntaron, pero notaron que jamás dijo algo que lo comprometiera. Nadie sabía ni dónde vivía. El dude
era bueno en eso de ocultar cosas.
La verdad es que el tipo nunca me cayó muy bien, pero ese día aprendí algo: no sé dibujar Power Rangers.
Comentarios
Publicar un comentario