Hace dos noches estaba yo realizando trabajos en pro de la sociedad (mandando mensajitos de guatsap) cuando fui interrumpido por el grito desgarrador de mi hermano. Anunciaba que justo en mi cuarto, se encontraba una de las criaturas más tenebrosas, macabras y asquerosas de todo el oscuro reino del gran Satán: Una mariposa.
Sí: su ídolo, su Dios, su modelo a seguir, El Maestro no soporta a las mariposas.
Desde que era un parbulito las mariposas me han dado mucho asco y miedo. En una ocasión mi familia y yo fuimos al zoológico y me obligaron a entrar a un lugar donde había el triple de la población de China, pero en mariposas. Fue horrible, además de que creía que iban a llevarme a sus nidos para ser el alimento de sus crías y si les hacías algo te regañaban, multaban y fucilaban.
En la primaria logré evitar el clásico viaje a Michoacán a ver a las mariposas monarca, gracias al Eterno.
Ahora cuando veo una en la calle o en donde sea, me siento muy incómodo, inseguro y solo quiero huir con mi mami.
Pero bueno, les contaba: Una mariposa estaba en mi cuarto. Y era una de esas negras (bueno, más bien era café) gigantes y repulsivas. Yo no creo en esas supersticiones que dicen que representan la muerte, solo creo que son animalejos horrendos.
Este es un retrato hablado de la amenaza con la que nos enfrentamos:
Obvio es solo una representación, la verdadera era mucho más grande y malvada.
Portándonos como los bravos guerreros que somos, mi hermano y yo entramos en pánico y nos hicimos bolita. Pero la criatura seguía ahí, sedienta de sangre.
Elaboramos un complejo plan de ataque (mi hermano tomó un balón de fútbol con el cual la golpearía y yo tomé una escoba, con la cual la aplastaría una vez que estuviera en el suelo tras ser golpeada por el balón) en voz baja, claro, para que no sospechara nada.
Entramos a mi cuarto pensando que tal vez nunca volveríamos a ver a nuestras familias.
El diabólico engendro estaba a un costado de mi ventana, cuando entramos se movió hacia la cortina. Imaginamos que quería usarla para asfixiarnos.
Mi hermano dijo:
-Bien, la golpearé con el balón, tú pásate del otro lado y cuando caiga, la aplastas a la chingada. Lo miré y decididamente dije: Nada más no le das, meco, nada más no le das.
Tomamos posiciones de combate. Mi hermano solo tenía un tiro. Si fallaba, la bestia volaría furiosa y desataría su ira contra el apuesto muchacho de la escoba. La situación era crítica.
Mi hermano me miró y dijo: ¿Listo? Yo dudé un segundo, pude ver toda mi vida pasando por mis ojos: Cuando mi hija era una pequeña, todos esos días de campo, los... ah, no, esa es una escena de Armagedon. Lo miré también y le dije que procediera, que estábamos en las manos de Dios.
Él lanzó el balón y todo se puso en cámara lenta. Pude ver claramente como la trayectoria del disparo estaba desviada... el balón le dio al cortinero, tirándolo y haciendo que el demonio volara.
Tomé la escoba como jedi toma un sable de luz y grité ¡JUMANJI! Fallé en mi primer ataque, la cosa lo esquivó usando su magia tenebrosa. No te llevarás mi alma, monstruo, me repetía para darme valor.
El diablo sobrevolaba mi cuarto, retándome, mientras veía como mi hermano no pudo con la carga de haber fallado el disparo y se refugiaba en su cuarto, dejándome a mí la tarea de salvar el mundo libre tal como lo conocemos.
La mariposa, genio del mal, descendió unos centímetros. Su plan estaba claro: preparaba un ataque a nivel mis rodillas. Jamás habría podido defenderme de eso.
Pero me moví rápido, aproveché que estaba en lo bajo, me lancé a la cama y con un letal movimiento de escoba le di un tremendo madrazote.
La perversa criatura ya no se levantó. De di el aplastón final.
La humanidad había ganado otra batalla contra el reino de las tinieblas.
Minutos después recibí una llamada del presidente Obama, éramos noticia mundial.
Y así fue como terminó aquella aventura.
Hola, soy El Maestro. Nos hemos divertido mucho con la historia, pero ahora quiero hablarles de algo muy importante: Cada 38 minutos, se registra un ataque de mariposa tan solo en México. Las pérdidas superan las 600, 000, 000 de vidas. Ya basta. Comparte esto en tu muro para detener la amenaza. O dona desde 20 a 500 pesos en tu Oxxo más cercano, solo dales mi número telefónico. Nadie es ajeno a este problema, nadie está a salvo.
Mando un saludo cálido a mi buen amigo yucatanense Parejuela, quien se enfrentó con una criatura igual, el mismo día, curiosamente. Espero que estés bien.
*Obama llamó por accidente, él quería ordenar pollo frito*
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